Reflexión:
Es obvio en el capítulo 3 que Job estaba deprimido y que estaba ansioso.
¿Por qué darle luz al que sufre
y vida a los de ánimo amargado;
a los que esperan la muerte, y no les llega,
aunque la buscan más que a un tesoro;
a los que se alegrarían sobremanera
y se gozarían de hallar el sepulcro? 3:20-22
Y,
Antes que mi pan, llega mi suspiro,
y mis gemidos corren como el agua;
porque me ha venido aquello que me espantaba,
me ha acontecido lo que yo temía.
¡No he tenido paz, tranquilidad ni reposo,
sino sólo turbación!» 3:24-26
Notemos que, aunque desea la muerte no hace nada en contra de su vida. En medio de severa ansiedad y depresión conserva su fe en Jehová.
Deprimirse y tener ansiedad es una reacción humana normal ante una gran pérdida como la de Job. No significa falta de fe, significa que somos humanos y que vivimos en un mundo de pecado. La depresión y la ansiedad son enfermedades, así como lo es el catarro. Elías estuvo deprimido, Jesus estaba deprimido cuando dijo,
38 Entonces Jesús les dijo:
—Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo. Mateo 26:38
La hermana White le escribió una vez a su esposo,
“He tenido un estado de ánimo muy deprimido hoy, inexplicablemente triste, no podía explicar por qué me sentía tan extremadamente triste”. 4. Ellen G. White leter 7, 1876, in Ellen G. White, Manuscript Releases (Silver Spring, Md.: Ellen G. White Estate, 1990-1993), vol. 7, p. 278.
Aunque sea normal no hay por qué quedarse así. Cuando estamos enfermos oramos, confiamos en Dios y buscamos remedios. Para el catarro tomamos limón y miel. Si nos ponemos peor vamos al médico. Así también, cuando estamos ansiosos y deprimidos por cualquier razón, debemos buscar remedios naturales, como caminar afuera, hablar con un amigo, distraernos, enfocarnos en ayudar a otra persona, etc. Si no mejoramos, entonces debemos ir con un terapista psicólogo y con un psiquiatra. No es falta de fe hacerlo, es más bien prudente y sabio.
La hermana White le escribió una vez a su hijo Edson, quien tenia la tendencia a ser pesimista, “con el cambio continuo de circunstancias, los cambios son inevitables en la vida; por estos cambios podemos ser felices o estar deprimidos; pero el cambio de circunstancias no tiene poder para cambiar la relación de Dios con nosotros. Él es el mismo ayer, hoy y siempre; y nos pide que tengamos una confianza inquisitiva en su amor”. Ellen G. White, in Review and Herald, Apr. 15, 1884.
“A todos nos tocan a veces momentos de intensa desilusión y profundo desaliento, días en que nos embarga la tristeza y es difícil creer que Dios sigue siendo el bondadoso benefactor de sus hijos terrenales; días en que las dificultades acosan al alma, en que la muerte parece preferible a la vida. Entonces es cuando muchos pierden su confianza en Dios y caen en la esclavitud de la duda y la servidumbre de la incredulidad. Si en tales momentos pudiésemos discernir con percepción espiritual el significado de las providencias de Dios, veríamos ángeles que procuran salvarnos de nosotros mismos y luchan para asentar nuestros pies en un fundamento más firme que las colinas eternas; y nuestro ser se compenetraría de una nueva fe y una nueva vida”. PR 119.1
Para poder juzgar a una persona en medio de sus penas y sufrimientos tiene uno que ponerse en su lugar. Solamente mediante la empatía podemos comprender un poco el dolor ajeno y llegar a ser consuelo para esa persona. Los sufrimientos de Job han sido, a través de los siglos, un modelo de sufrimiento y confianza en Dios, que nos sirven de ejemplo para auxiliar al desventurado.
Que este día brille el sol en tu alma. Si está nublado, puedes confiar que Jehová Todopoderoso está a tu lado.